miércoles, 11 de julio de 2007

Comics

Desde pequeño me declaré un no-aficonado a la lectura confeso.
La verdad es que pocos libros me enganchaban, pronto los comparaba con libros que había leído con anterioridad y que me parecían menos pesados (Normal si tenemos en cuenta que estos consistían en un dibujo con dos líneas de letra por página).
Me di cuenta que tenía que evolucionar y teneiendo en cuenta que los comics eran lo que más se parcían hasta lo entonces deseado, decidí meterme en este mundillo.
En los inicos me metí con Tintin, ¿Por qué? , pues más que nada porque era la única colección completa que había en la biblioteca a la que iba y además con tres ejemplares de cada título de la colección.
Una vez que ya lo lei tres veces, decidí cambiar a Mortadelo y Filemón. Este fue un gran descubrimiento de entretenimiento, unas aventuras que por estúpidas, me hacían leereme tres comics por día (Todo el día yendo y viniendo de la biblioteca).
Pero los libros se terminaron y había que encontrar una nueva fuente de lectura. Por aquél entonces, decidí meterme con Iznoghud, una historia bastante parecida a Mortadelo y Filemón, pero que se ambienta en Arabia, un hombrecillo, Iznoghud desea deshacerse del califa para ocupar su puesto, y que se ingenia para encontrar la forma de hacerlo, pero con un final muy parecido al de nuestro querido coyote (el del correcaminos) en sus inventos.
Luego llegó la época de las influencias. Por un lado mi hermano "pequeño" me enganchó a Spirou, una colección bastante interesante y que se acerca a mi ideal de libro (tocho grande para leer), casos policiales o detectivescos.
Y por el otro lado mi hermana, ella fue quien me metió en el posiblemente mi comic favorito "Calvin & Hobbes", que cuenta la vida de un niño de 6 años bastante travieso. Creo que es el niño más inteligente de la historia. Todo un modelo a seguir si te gusta fastidiar a la gente con comentarios sarcásticos. Y un honor también a sus muñecos de nieve, lo mejor...

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